De Miyajima e Hiroshima llegamos a Kanazawa, capital de la prefectura de Ishikawa, está al norte de la isla de Honshu y eso se nota nada más llegar porque baja un poco la temperatura al salir del tren. La estación de la ciudad es muy llamativa por la puerta de entrada, llamada Tsuzumi-mon (la puerta del tambor), y se convierte en el símbolo de Kanazawa:
De primeras quizás no te suene mucho esta ciudad pero tiene muchas cosas que ver. Desde un barrio de geishas, donde es probable que no puedas fotografiarlas, hasta el impresionante jardín Kenroku-en. Los japoneses sienten una fascinación especial por los jardines. Su filosofía zen se ve reflejada en ellos. Con mucho cuidado disponen todos los elementos, rocas y árboles. Se respira paz y tranquilidad.
Éste jardín pertenecía a un señor feudal del clan Maeda, durante el periodo Edo. Se empeñó, hacia el año 1676, en construir un jardín con canales y riachuelos alrededor de su castillo, para lo que hubo que traer el agua desde un lago cercano.
En Kanazawa destaca también el museo Century21 si te gusta la arquitectura. Tiene una obra-piscina que puedes ver desde dentro, esto es, "dentro del agua", de los arquitectos SANAA. Como el museo estaba medio cerrado sólo pude colarme en alguna de sus instalaciones.
Ahora, sin duda lo mejor de este día, fue la visita guiada al templo Nomura Samurai House. Una edificación de cuatro plantas que desde el exterior parecen dos. La visita dura 45 minutos y es exclusivamente en japonés. El desconocimiento de la lengua nipona, por parte de quién os escribe, no fue impedimento para la guía, pese a ser únicamente dos personas. Su deber era hacer la visita completa en japonés por mucho que no entendiéramos nada. Eso sí, te da un libro con breves explicaciones en inglés. "Look, look" intercalaba en su perfecto japonés. Una situación de lo más surrealista y divertida. Mirar, sonreír y asentir.
En Kanazawa te puedes desplazar en un autobús circular con un bono de transporte. Muy cómodo pues lo coges cuantas veces quieras.
Habitaciones para el rezo, escaleras detrás de una pared, un dormitorio escondido o escaleras de papel para poder atacar al enemigo desde abajo... el templo samurai Nomura sorprende a cada paso.
La siguiente parada será Takayama, a poco más de 100 kilómetros. Toca madrugón para coger el tren de las siete de la mañana. El paisaje de campos de arroz, todo lo llena:
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