Seguimos adentrándonos en la historia de Japón. El templo Hōryūji, que está en Ikaruga, en la prefectura de Nara, fue erigido en el año 607 en honor del Príncipe Shotoku, quien se cree que introdujo el budismo en Japón, y su padre. Al ser de madera se incendió y hacia el 711 lo reconstruyeron. Es uno de los edificios de madera más antiguos del mundo. Está repartido en varias edificaciones. También destaca el templo Kofuku Ji con su pagoda de cinco pisos.
La siguiente parada es Nara, la primera capital imperial de Japón durante el periodo Heijō-kyō (710-784) y antes de ser trasladada a Kioto. En esta época se construyeron la mayoría de sus templos. Antes de continuar visitando templos hay que reponer fuerzas. El restaurante Pinocchio, subiendo la calle principal a la derecha, destaca en este entorno rural con sus muebles de madera de estilo escandinavo. La hamburguesa con tortilla, tomate y arroz hervido es el plato estrella. Toda una apetecible bomba calórica.
Aquí en Nara encontrarás otro tipo de turistas... ¡Los ciervos! Se mostrarán muy cariñosos cuando te vean con las galletas compradas al efecto. Ojo con comérselas uno mismo. No entendí el cartel japonés y pensaba que eran un tentempié. Eran puro cemento insípido. Parecía un barquillo pero con sabor a alpiste. En la otra parte del puesto se podía leer "deer food" (comida de ciervos). Los animales agradecieron que dejara de comerlas y se las entregara a ellos.
El ciervo sica, especie propia de Asia, es protegido siguiendo la tradición sintoísta de veneración de la naturaleza.
El templo Tōdai-ji, el edificio de madera más grande del mundo, es un templo budista. Si eres de cuerpo fino puedes hacer la turistada de atravesar reptando el agujero que verás en una columna de madera. Dicen que su ancho es la medida del orificio de la nariz del buda y, si pasas dentro, serás bendecido con su iluminación.
El templo alberga en su interior un gran buda protegido por varios guardianes tallados en madera.
Dejamos el budismo para adentrarnos en el sintoísmo del templo Kasuga-taisha. Los templos sintos son reconocibles porque su entrada está marcada por un tori de color anaranjado. Paseando por sus jardines se respira mucha paz. Los pequeños riachuelos recorren los templos rodeados de arboles. El olor a incienso invade todo.
Nos vamos ya. Súbete al tren que no espera. Próxima parada Kanazawa y Takayama.
Todas las fotos de Nara y Ikaruga en Flickr:
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