Sidney y Melbourne, la rivalidad por el poder en Australia

Sidney y Melbourne, la rivalidad por el poder en Australia

¿Sidney o Melbourne? Es la clásica pregunta al estilo ¿Madrid o Barcelona? ¿Papá o mamá? Una tiene el icono global y la otra ha convocado concursos de imagen sin llegar a nada. Las dos se han mirado siempre de reojo. El hallazgo de oro en 1850 atrajo a Melbourne inmigración desde entonces, llegando a ser la ciudad más rica del imperio británico gracias al "boom" económico.

Pero Sidney crecía más y superó en población a la capital de Victoria a principios de los años veinte. Ahora tiene más de cuatro millones de habitantes. Se disputaron la capitalidad de la federación-país que finalmente terminó en un lugar neutro: Canberra. Eso sí, ambas nacieron como asentamientos de convictos. Los presos eran llevados al conocido como "fin del mundo" Sidney encerraba a sus prisioneros en Hyde Park Barracks y Melbourne en Old Melbourne Gaol.

Ambas están en una bahía, protegidas lejos del océano, y se extienden en grandes suburbios. No hay problema de espacio en Australia. Sidney parece una copia de Londres: Paddington, Hyde Park, Oxford Street... Eso sí, la calle de Sidney gana en longitud a la británica y está llena de tiendas de diseñadores locales, mucho más interesantes que las cacareadas marcas internacionales. Sidney es sede de multinacionales y bancos... Melbourne es más cultural. Las dos tienen su Chinatown: Melbourne más pequeño, junto al antiguo parlamento y el de Sidney es más grande y llamativo.

El icono del Opera House fue presentado en 1956 por el arquitecto danés Jørn Utzon  a un concurso internacional. El diseño gustó mucho, pero poca gente sabía cómo llevarlo a cabo. Diez años después dimitió de la construcción del Opera House y regresó a Copenhague. Un cambio de gobierno había enfrentado a Utzon por el alto precio de la obra y jamás volvería a Australia. El edificio fue inaugurado en 1973 por la reina Isabel II y él, premio Pritzker en 2003, falleció en 2008. Hoy es un centro de cultura dirigido por Cate Blanchett que acoge obras de teatro, conciertos y ceremonias. El joven guía cuenta que, durante las olimpiadas de Sydney, la gente corrió como loca a arrancar los baldosines de la cubierta. Te recomiendo visitarlo por dentro porque descubrirás otro edificio en su interior, lleno de teatros y una bien medida acústica:

Enfrente ya habrás visto el Harbour Bridge, Puente del Puerto con museo. Abierto en 1932, puedes escalar su estructura y pagar la turistada, pero tendrás unas vistas parecidas desde abajo. Cruzándolo se llega a Luna Park, una especie de Coney Island a la australiana. Melbourne también tiene su Luna Park. ¿Ahora quieres ver los dos iconos juntos? Acércate al atardecer a los Royal Botanics Gardens para el encuadre, eso sí, esquivando a todos los deportistas y corredores. ¿Con el paseo te han entrado ganas de visitar un baño? No te preocupes, la ciudad está llena de baños públicos en la calle. Sorprende su limpieza y pulcritud. Otro icono visible siempre es la torre de televisión.

Si te gusta la arquitectura y tienes tiempo, una de las mejores opciones, son los paseos urbanos contados por arquitectos. Es algo caro, pero tienen muchas historias. La bicicleta sin duda es otra opción que Sidney potencia. En realidad, cualquier ciudad si sales de Madrid. Visita Sydney Cycleways para preparar tu ruta y descargar los planos.

El billete del monorraíl que pasa por el centro de Sidney desde los juegos olímpicos de 2000 cuesta 5 euros y, francamente, mejor recorrerla a pie de calle porque apenas tiene paradas. El monorraíl suscitó mucha polémica entre los "sydneysiders" por su invasión del espacio urbano. En la mayoría de las calles circula por encima de las aceras, tan sólo a un par de metros por encima de los peatones. Como alternativa hay un autobús circular que te lleva por todo el CBD de forma gratuita. Junto al ayuntamiento debes visitar el Queen Victoria Building, el centro comercial más antiguo de la ciudad, de finales del siglo XIX. Ten en cuenta que James Cook descubrió Sidney en 1770...

EF - Live The Language - Sydney from Gustav Johansson on Vimeo.

El Museo de Sidney, construido sobre la primera sede del gobierno australiano de 1788, te contará, por 10 dólares, toda la historia desde el principio de los tiempos y hasta octubre expone "52 Suburbs". La mirada de Louise Hawson que rompe tópicos más allá de los iconos y refleja las caras menos conocidas de la ciudad. Éste vídeo cuenta cómo lo hizo.

En Darling Harbour, lugar de paso del monorraíl, está el mercado y la lonja de pescado es espectacular porque tienen algunas especies extrañas. Aprenderás que barramundi es el pescado más común en Australia. Dentro sufrirás los codazos y flashes japoneses por un plato fresco de pescado, pero al salir las gaviotas intentarán hacerse con su botín, no les dejes porque está prohibido alterar la fauna salvaje.

¿Cansado de Sidney? Coge la tabla, dale un poco de cera y vayamos a Manly y Bondi Beach, la meca del surf. Para Manly los ferris salen desde Circular Quay, junto al Opera House. A Bondi llegarás en autobús o tren. Aquí, en Bondi, se crea el primer club de salvamento de Australia: Surf Life Saving en 1910.

Australia es muy británica: podrás cenar a las 19.30 horas pero te encontrarás solo; la reina Isabel II aparece en sus dólares; circulan por la izquierda y están llenos de fish&chips. Dicen que Melbourne es la más europea... continental. Se nota porque alargan un poco más los horarios. Hay vida más allá de las ocho de la tarde, siempre que sepas encontrarla! Quizás por eso me gustó más. Por ejemplo, lejos del centro, en Prahran, las tiendas de Chapel Street permanecen abiertas mientras en la comercial Oxford Street de Sidney estaban ya cerradas.

Melbourne fue capital de Australia desde su constitución en 1901 hasta 1927, momento que fue trasladada a Canberra. Uno de sus símbolos es la estación de tren de la calle Flinders, junto a la plaza de la Federación. En el subsuelo de esta plaza se esconde un enorme centro de información para visitantes. El nombre de Flinders lo verás por toda Australia y no es para menos. El navegante británico Matthew Flinders fue el primero en circunnavegar toda la isla y popularizó con su obra Terra Australis el nombre de Australia. Tardó un año en dar la vuelta completa, de 1802 a 1803.

Muy cerca de aquí está The Block Arcade, un centenario centro comercial para comer todos los pasteles con los ojos. También en esta zona no debes perderte Collins Street que hará las delicias para los amantes del grafiti y las fotos:

¿Tienes hambre? En pleno CBD, entre las calles Flinders y Collins ve a ese pasadizo llamado Centre Place. Hay largas colas de trabajadores para conseguir un bocadillo en B3 Café Patisserie, sinónimo de buenos precios.

Si seguimos hacia el norte, por la calle Flinders, se llega al estadio donde se juega el Abierto de Australia de tenis. Atrás hemos dejado la prisión Old Melbourne Gaol donde ahorcaron a Ned Kelly, el Robin Hood australiano cuyos huesos han sido identificados en agosto. Al cruzar el río Yarra (Birrarung para los aborígenes Wurundjeri), que atraviesa la ciudad y suele ser recorrido por remeros, puedes visitar los jardines botánicos y comprobar que todos los reyes británicos han plantado árboles allí. Aquí también está el "Santuario de la Memoria" (Shrine of Remembrance):

Un homenaje a los caídos en la Primera Guerra Mundial y siguientes. Todo un repaso a la historia militar de Australia. Cada 11 de noviembre, Día de los Veteranos en toda la Commonwealth, a las 11 de la mañana, la luz de sol proyecta un rayo así. Además, el 25 de abril se celebra aquí el Día ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps).

Desde cualquier punto de la ciudad sobresale la torre residencial Eureka, a donde lógicamente puedes subir a ver las vistas previo pago de 17 dólares. Este chico narra muy bien su negativa experiencia de la turistada.

La mejor forma de recorrer el centro y sus atracciones turísticas es subido al histórico tranvía circular. Es gratuito y se nota por la cantidad de locales que se sube. Melbourne es una amalgama de barrios que no parecen formar parte de la misma ciudad: desde el puerto (Docklands) y sus nuevos edificios que recuerdan a Dubai Marina, hasta la victoriana zona residencial de Richmond, poblada de "terrace houses". Si estás por los Docklands puedes visitar gratis el Centro Australiano de Arte Contemporáneo (ACCA).

Desde la famosa calle Flinders, si cruzas hacia Southbank, hazlo por el puente Sandridge, donde están expuestas las cifras y origen de la inmigración hacia Victoria. Esas nueve estructuras de acero (Travellers) que lo decoran son obra del libanés Nadim Karam.

Lejos del centro, de Richmond a Santa Kilda, bajan varios tranvías hacia la playa de St Kilda desde donde se observa todo el skyline de Melbourne. Para cenar a última hora mejor la zona de Prahran y South Yarra, subiendo la calle Chapel, porque en el centro escasean las ofertas. 

Estéticamente no tiene gran interés pero, si te pierden los mercados tanto como a mí, ve al Queen Victoria Market:

Cerca del mercado, se encuentra al Royal Exhibition Building, construido en los jardines Carlton para la Exposición Internacional de 1880. Es el primer edificio australiano reconocido por la UNESCO.

Fui al final del invierno, casi primavera (agosto-septiembre) y en el sur anochece temprano, a las 17:30 horas, por lo que planifica bien los madrugones para aprovechar el tiempo. Te llegarás a acostar a las ocho de la tarde, después de cenar. Ahora no deshagas la maleta, seguiremos el viaje por la Gran Carretera del Océano (Great Ocean Road) por el sur.

Fotos: Sidney y Melbourne