martes, 17 de abril de 2012

Pequeña crisis reputacional con Van Gogh


Pequeña crisis reputacional con Van Gogh

El otro día en Amsterdam lancé un tuit porque la primera impresión del Museo Van Gogh, comparado con el Rijksmuseum, estaba siendo un poco negativa:

Venía del Rijksmuseum, donde podían tomarse fotos y compartirlas, además de entrar con la acreditación de prensa. Al final aboné los 14 euros de la entrada y emití el pataleo en Twitter. Sobre las fotos, cada museo tiene una política, generalmente de prohibición total. En Nueva York te apremian si haces fotos y las compartes en las redes sociales. En el otro extremo, en Al Saadiyat de Abu Dhabi, en una exposición de Serra y Warhol entre otros, llevaba el móvil en la mano porque estaba tomando notas y casi me detienen los guardias de seguridad. No podía utilizarse el teléfono de ninguna forma. En España tampoco pueden tomarse fotografías. Una pena que no pueda compartirse la cultura. Ojo, que no estoy defendiendo a esas personas que disparan el flash contra una vitrina de cristal.

Como era sábado, hasta el lunes no recibí respuesta del museo a través de su cuenta en Twitter. Educadamente pedían disculpas y si podía seguirles en dicha red social para que me contactaran desde su oficina de prensa. Me escribieron un email contándome que el acceso para prensa es otro, justo al lado de la "normal". Cosa que debía desconocer la mujer de la entrada y, a partir de ahora, me consta que no va a olvidar.

Días más tarde me escribía Linda, desde el museo, para disculparse, ofreciéndome fotografías del museo para mi trabajo y solicitando mi dirección para enviarme un detalle:


Quizás haya quien no considere esta historia importante. O que menosprecie estas experiencias negativas. Pero es un ejemplo de cómo responder en las redes sociales a un cliente, consumidor o una persona que está disfrutando de nuestros productos y servicios. No cuesta quedar bien. Sólo hay que esforzarse, ser honesto y trabajar bien. ¿Suena fácil verdad? Ahora queda ponerlo en práctica. Está en juego nuestra reputación.

Estás en Internet y todo el mundo está hablando de ti. ¿Les escuchas? ¿Tu organización sabe responder? Una persona satisfecha tiene mucho valor porque te recomendará después.

Gracias al Museo Van Gogh de nuevo y felicidades por haber resuelto tan bien esta situación.

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