Gaudeamus Café
Lo logré. Entrar al Gaudeamus Café. Una terraza chic fuera de lugar en Lavapiés. Gusta y no gusta. Después de varios intentos y llamada con 7 días de antelación, mucha gente hay en Madrid piensas. Es un lugar peculiar desde el primer contacto. ¿En qué turno deseas la reserva? ¿Hay turnos? Sí, pues en el primero, a las 20.30. A las 22.15 se termina y tienes que abandonar la mesa. Qué prisas. No obstante puedes pasar a la zona de copas. Creo que entraría más gente si todo fuera restaurante o copas, mezclado.
La terraza, ubicada en la calle Tribulete 14, está en lo más alto del antiguo monasterio de las Escuelas Pías, compartiendo edificio con la UNED, es grande y ayer tenía vistas sobre Lavapiés iluminadas con la nueva luna llena.
Después de colocarnos a todas las mesas como quien dirige a los coches en el parking de un centro comercial, una seguida de otra va entrando la gente, echamos un vistazo a la carta. No destaca ningún plato pero los precios un poco sí. Croquetas de calamar en su tinta muy ricas. Bastas las berenjenas con miel de romero recuerdan que sólo en Andalucía saben freír bien. Los huevos con patatas, salmorejo y jabugo, a 13 euros, se quedan algo escasos.
A veces llega primero la ubicación y luego alguien decide poner un restaurante y pensar una carta. Otras veces alguien sabe cocinar y monta un lugar de comidas. Gaudeamus Café es sin duda la primera opción, la pretenciosa.
Gusta por la forma y estilo pero se pierde por la desatención, la rapidez y frialdad. Quizás sea porque ha salido hasta en The Times o tenga incluso merchandise. De reojo he mirado el reloj varias veces. Se acaba el turno, toma la cuenta y corre podría decirse parodiando el título de la película de Woody Allen. Pasamos a las copas. Ha caído la noche sobre Madrid.
1 comentario:
pues ya sé un lugar al que no iré a comer.
Saludos, desde Huelva.
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